Una novela con banda sonora y en zapatillas de deporte

Se nos ha hecho corto. Y divertido. Y real. Un poco triste, quizá. Pero, sobre todo, se nos ha hecho entrañable y “compartible”. La vida imaginaria es un buen libro, al margen de que haya quedado Finalista del Premio Planeta 2012. Y Mara Torres, una escritora urbanita y sensible que merece la pena tener en cuenta.
En los 90 hubo una tendencia literaria de bajos fondos y aceras, farolas, garitos y frustraciones alcoholizadas que mezclaba prosa y verso para, siguiendo un poco el estilo de Nirvana, inmortalizar la dejadez, el nihilismo y el vacío que algun@s (¿una generación? ¿Una clase social?) experimentaban… Pero las palabras de Ray Loriga y Mañas, entre todos, se perdieron en el tiempo, como lágrimas en la lluvia, que diría aquel…

La vida imaginaria de Mara Torres nos ha recordado, un poco/tangencialmente/salvandolasdistancias, esta tendencia. Quizá por lo de urbanita. Quizá porque es un libro generacional que despertará sonrisas y evocará recuerdos, que estrujará el corazón y pondrá en danza la neurona de much@s, sin pretensiones ni alharacas…

Aunque quizá sea más ellas que ellos los que encuentren en Fortunata Fortuna a su media naranja. Porque su historia de abandono emocional, de superación cotidiana y reinvención vital es el retrato vivo de lo que hoy pasa en la calle, en las camas, en los bares, en las oficinas. Y no por fresco carece de fondo. Sólo hay que buscarlo entre las sábanas y las voces que se deshilachan entre historias que no por conocidas o familiares resultan aburridas o convencionales.

Una novela ágil. Una novela del siglo XXI, elegante a la par que informal. Con banda sonora y en zapatillas de deporte. Que los tacones ya no se llevan. Como la letra en las canciones que ahora se bailan en los sitios de moda. ¿O no?

Fuente: http://www.viajesdeprimera.com/